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¿Dispositivos cableados o inalámbricos?

Preguntado así directamente el 90% contestaría que inalámbrico, porque te ahorras la instalación, es fácil de trasladar, más estético…

Pero pensemos un poco. Es cierto que si sumamos los costes de instalación de lo cableado al coste de adquisición y comparamos con el coste de adquisición de la opción inalámbrica, es probable que resulte más atractivo lo inalámbrico. Pero esa cuenta es algo tramposa porque habría que considerar también los costes de mantenimiento de ambas opciones. Y quedaría comparar la calidad.

Cuando proyectamos un Sistema de llamada asistencial para un cliente siempre le advertimos de los pros y contras de lo inalámbrico. No somos «anti-inalámbricos», pero la experiencia nos dice que por ejemplo el simple cambio de batería de un dispositivo puede ser un problema en la práctica. Aunque se monitorice el estado de las baterías, llegado el momento del cambio se pueden producir periodos de mal funcionamiento del dispositivo. Esto no es ninguna tontería pensando en sensores que afectan a la seguridad de las personas.

A nivel algo más técnico, cuando un dispositivo es cableado podemos conocer su estado en todo momento, dado que habrá una comunicación bidireccional permanente (salvo corte del cable o fallo de alimentación). Pero en el caso de dispositivos inalámbricos en muchos casos no está garantizada esa comunicación.

Cuando un servidor o centralita necesita conocer el estado de un sensor inalámbrico lo habitual es que envíe un mensaje para a continuación esperar una respuesta. Otra posibilidad es que siempre esté esperando un mensaje del sensor, que éste solo emitirá en contadas ocasiones para ahorrar batería. Estos mensajes se transmiten por un medio compartido, el espacio, o el «aire» («estamos en el aire» suelen decir en la radio). Cada vez está más ocupado ese espacio radioeléctrico y las probabilidades de interferencias crecen. Los cables no son medios compartidos sino dedicados y por tanto no tienen ese problema. Por no hablar del tema de alcance o cobertura…

¿Es desechable entonces la tecnología inalámbrica?. Ni mucho menos, pero debemos utilizarla con cabeza y no para todo. Hay que hacerse la siguiente pregunta: ¿cuando necesito que un dispositivo sea inalámbrico?. La respuesta es cuando implica movilidad.

Obviamente no podemos conectar con un cable un terminal de asistencia que tiene que llevar un profesional encima. Pero qué sentido tiene utilizar un sensor inalámbrico para monitorizar una puerta o una cama, o que un pulsador de llamada que está fijo en la pared sea inalámbrico, ¡bastante absurdo!

Hay una responsabilidad clara de los arquitectos y constructores de residencias a la hora de instalar o preinstalar ciertos elementos. Básicamente se piensa en cumplir normativa pero no tanto en la usabilidad y el mantenimiento de los sistemas y su evolución futura. Si no se piensa en ello en fase de construcción, la complicación de cablear se multiplica.

En resumen, si la fiabilidad es importante, como creemos que lo es para los sistemas de llamada asistencial, hay que reducir al mínimo el uso de tecnologías inalámbricas. Y si no hay más remedio recomendamos elegir aquellas que sean bidireccionales, con protocolos abiertos y diversidad de fabricantes.

About the author: Antonio Atarés Huerta

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